martes, 23 de febrero de 2010

NOMBRES, NOMBRES Y MÁS NOMBRES (LA FIESTA DE LA IMPRESORA INVISIBLE)


Hola amig@s. Llevo todo el día pensando en por qué los hombres necesitamos poner nombres a nuestras posesiones materiales. La cosa comenzó cuando el otro día os presentaba mi nuevo portátil y no sabía qué nombre le iba a poner todavía.


Y es que si hablamos con un psicólogo seguro que nos dirá que ponerle nombres a nuestras posesiones las humaniza, las hace más cercanas a nosotros, y convierte un "frikismo" por nuestro portátil, consola, coche, ordenador, etc en algo comprensible y humanizable.


Yo comencé a ponerle nombres a las cosas hace muchos años. Los que son músicos (y no como yo, músicos frustrados) saben que todos sus instrumentos necesitan de un nombre. Mi primer profesor de guitarra (seguro que Jon también se ríe al leer ésto) nos aconsejó llevar a nuestra guitarra siempre con nosotros. Seguro que todos os acordáis de "Oliver y Benji". Oliver estaba obsesionado con patear su balón día y noche para mejorar y ser el campeón.


La técnica de mi profesor de guitarra era algo parecido. según él teníamos que comer, pasear, estudiar, dormir, ducharnos con nuestra guitarra. Incluso hablar con ella en los ratos de soledad (y de eso a ponerle un nombre....).


Cuando por fin me saqué el carnét de conducir le puse nombre al coche que mis padres me prestaron. Era un Seat 127 al que toda la familia terminó llamando "indomable" (podeis ver la foto arriba).
El llamarle "indomable" convertía a un simple (y viejo) automovil en un ser cercano y amistoso al que, pese a que "indomable porque ni a patadas lo dominas", se acababa por coger cariño.
Tras mi primera guitarra (la Juanita) vino una segunda (La Tomasa) y por fin en Alemania una bicicleta a la que dejé que pusiera nombre Susana (la bicicleta llamada Clementina).
En Alemania también llegó una tercera guitarra (Die Julie, La julia) cuyo nombre engendró mi compi de piso Bastian, y tras ella en París llegarón Sophie (mi cuarta guitarra) y Marie (una mandolina engendrada de una noche de sexo desenfrenado entre APAGARIO y su guitarra Sophie).
Y pensando hoy en la fiesta del sábado noche (La fiesta en casa del TRIPARTITO a la que han dado el rimbombante nombre de "La Fiesta de la Impresora Invisible") me dado cuenta que es cierto que el hombre necesita "humanizar" los objetos y acontenicientos para hacerlos más cercanos, amigables, o en este caso, llamativos.
Con solo pensar en que "el sábado asistiré a la fiesta de la impresora invisible" mi mente comienza a volar imaginando fiestas con impresoras, ordenadores, impresoras desnudas, mujeres desnudas.... (dejemos de pensar que se me va la pinza).
Pues nada chic@s, ya os contaré qué tal acaba la fiesta de la impresora invisible y si me dejan publicar, publicaré las fotos hechas a lo largo de la noche (bueno, mejor las hechas sólo al principio de la noche).
Besos y abrazos a tod@s.

1 comentario:

  1. Ay, anda que no hace de aquello, y anda que no se crearon historias, y el espacio tiempo se curvó aquel día...

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